Circunloquio
No permitiré que se me interrumpa este circunloquio nefasto
diríase más, que a veces me asalta el temor inclaudicable
de morir sin haber escrito lo
mejor que pude
o que pudiera haber hecho.
No siempre surge la inspiración como de nada,
ocurre que se viene en una
suerte de espontaneidad difícil de
explicar
y de no explicarla menos.
Pues a veces lo que se creía una noble certeza
se entorpece y no refleja en lo
más mínimo este atolondramiento
superfluo
que deja mucho que desear, y es
creativo de punta a cabo.
Un inspirado- diríase- para algunos acostumbra a explicitar
breves conjeturas o
explicaciones pobres,
carece de causalidades o fundamentos eficaces,
pero a veces- lo que no es
menor- esto tiene sus méritos insufribles
Y lo que queda es sarro o restos de una polución lírica nefasta
trozos pendencieros, cogollos del alma, o quizá quién dice
verdaderas iluminaciones,
una suerte de restos de noche estancados en el pantano.
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