Me cruzo de
brazos ante la viperina
Y dejo que
insista en mis entrañas sumergidas
Esa relajante
lengua de lagarto ciego
Desde la
calle entra por la mampara un niño
Un
adolescente que peina canas, un adulto con serías
pretensiones
de casarse y reproducirse en los espejos
El tipo
vuelve del trabajo en calidad de bulto
Cruza el
patio seguido de la sombra hasta perpetuarse
en la
habitación donde duerme su esposa
Lo veo de
reojo sentarse frente a un plato de sopa
Reírse de su
mala suerte y beber unas cuantas copas de vino
Sé que al
cruzar esa puerta el anciano temblará de pies a cabeza
Antes de
desnudarse y echarse en la cama de cenizas
El frío lo
obliga a acurrucarse pegado a su mujer
Se toma sus
remedios y apaga la luz de un soplido
Luego busca
un sitio donde se pueda acomodar
Piensa que
mañana puede amanecer muerto
Se persigna
a la rápida y sueña cosas sin importancia
Tieso como
palo lo meten a la rápida en un ataúd de madera
Los
funcionarios de las pompas fúnebres lo sacan
A tropezones
y lo meten en la carroza con algunas coronas
de flores
plásticas
Algunos
vecinos del barrio salen a darle el último adiós
Junto a su
tumba un amigo lee un responso y lo recuerda
con emoción
Luego lo
introducen en el nicho y lo tapan con tierra
Su viuda y
sus hijos lo lloran desconsoladamente
Pero el tipo
muerto sale del ataúd y vestido de etiqueta
Sale
caminado por las calles del camposanto hasta llegar
Al centro de
la ciudad de Valparaíso
Toma la
micro hasta su casa y entra a su habitación
Se acuesta
donde siempre y apaga la luz
tapado
con frazadas hasta los ojos
Espera que
su mujer llegue de su entierro
Teme
desvelarse, mañana debe de trabajar como cualquier
mortal
Cuando el
despertador suene a la 6 de la mañana y lo arroje
de un
manotazo
Desearía
estar muerto y pasar de largo ese día funesto
Su mujer se
entera por uno de sus amantes de que ha sido despedido del trabajo
Y sin dudar
un instante, lo manda de vuelta a dormir al cementerio
Entonces el
tipo llora y se hace pichí en la tumba
No quiere
ser un finado ni volver a ser un hombre
de carne y hueso
Decide
probar suerte en una casa embrujada
y
recibir la paga miserable de las ánimas
Pero no le
resultan ni sus rabietas bochornosas ni sus balbuceos
Metido en su
cuna de paja solo espera que lo muden y
le den su papa
Para luego
desaparecer para siempre en la concha de su madre.
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