Introito a la muerte
Echo en
cara todo lo vivido
Oropel de mis tatuajes del mal
Estoy en la
ceguera de estos ojos tan grande
pongo en
remojo mi mundo interior
Veo por el
culo de las cosas
el meollo
silente de la poesía
Por boca floja resulta esto y esotro
Y estas alas distante del ángel
Carcomida por el ocio perpetuo
De esta muerte
celosamente amante
Soy el
poeta de las moscas
Ellas son
la muerte sacrificada
Estoy resucitando
de Dios
de perro
cogitabundo sobre el hueso
pescuezo de
esta diosa distorsionada
Intento
seducción por instinto
Pero ella
tiene garras de acero
Su hocico
sobre mi sexo
Nada es
imposible con esta puta estatuada
Se
echa de cabezas sobre mí
Y pone
fecha de vencimiento
a mis gusanos dorados
Tengo trato
con el ataúd
De eucaliptus
mi techo estrellado
De nubarrones
cejijuntos
anchura de mis
botas de hojas
cabeza
sobre la maleza fresca
bajo mi
corazón cruzan ríos
de mostos
chispeantes
de mis sienes
zarpan pájaros
hacia otros mundos suspicaces
Me arrebata
la autocensura
Soy un
exégeta precoz
Escabullo el
atentado brillante
Sobre mi
seso crujiente
Esta masturbación
paciente
De lápiz imperial rozagante
Mi memoria
es infinita
Breve
capullo indolente
El
pensamiento bello pero contagioso
Detiene el
instinto perverso
Da ejemplos
sacrílegos
De la
doncella perdida en su fragancia
Dentellada
a alma
tan frágil finura
Das pasos
de aguas
dentro de mi hondura
Donde yazgo
yo
de huesos y desnudo
por
herméticas junturas
Infiernos
mis ojos
Boca de matapiojos
Con mis
bolas de fuego
Y mi sexo de
hielo
Más duro
que el mármol.
Es mi
pájaro silente.
Ay de cosas
mundanas y terrenas
pezones de tu amor tan punzantes
me hundo
bajo los espermios del sol
y me
revuelco en mi nido de muerte
como niño
fauno entre las abejas
que acuden
al dulzor de la pureza
con el
temor de un santo más turbado
Torpe vida
de acabar cuando las tetas naturas
Son frutos por allí arrojados de cuitas llamas
y ocultas ansias
de este hombre animal
que después
de esta vida no hay nada.
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