Don Prepucio de
que rebana mis sesos en cruces
por profundos que sean estos pedacitos
de moral pestilente
Estos quebraderos cósmicos
jibarizados bajo las tumbas de piedra
Estos fantasmas de entuertos reticulados
En tanto blanco meditando
Como animitas en los desiertos
Con mis puros instintos cual porciones
en razón del misterio dudo
que por tus besos creo mis tragedias
En sucia malignidad de los caídos
Verbos en miniaturas esenciales
Del inspirado estado donde yago
en agua disuelta en nada verdadera
Corriente extrema, íntimas abejas
que en vuelo siguen el punto
Sombra del eterno retorno
En conspiración con la palabra
y orinando dios su sabio relámpago
Sobre la muerte viva en carne y hueso
como la vieja musa ahorcada en los calzones
cuando me sacas los carontes al sol
mi ideología más tuerta que ciega
porque he visto poetas cargando adobes
Que ni saben de la poesía muerta.
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