Lo mismo que este estampido de muerte.
Se yergue entre trompetas espantosas.
Se filtra la vida miserable por entre
las paredes
horripilantes.
Duerme a mi lado esta diosa de
nenúfares.
Así cruel pena hermosa
Me ensimisma al ruido de tambores asmáticos
Y me halla en la estratósfera onírica
Con el sexo azul entre las estrellas
En los expelidos márgenes, los oscuros
fondos
Refugio de una calle de acuarela
Donde los negros son ángeles jazzistas
pálidos santos de este otoño
Que se desparraman por el ojo del
cielo
Como lágrimas de un asno rojo parado en
el relámpago
De un resorte.
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