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Hokusai
a Luis Riffo y Marc Cito sobrevientes imaginarios...
Temíamos ser pisoteados
por hormigones armados
Nadamos a manotazos
entre la muchedumbre salvaje
La gran ola del Kanagawa
o el manga asesino del hijo Nakajima
Hielo calando nuestros huesos
y nos faltaban las escafandras místicas
Llevábamos puestos salvavidas
de goma y quitasoles del imperio ming
Estamos viejos, demasiado viejos
para estos trotes – me dijo mi cuncubina-
Quisimos cruzar la hermosa estampida
de pájaros solares pero nos aplastaron
los elefantes mall
Las cúpulas de las iglesias subterráneas
Bajamos de la punta del cerro
Cuando los tanques ya habían barrido las torres de la ciudad
y la gran mandibula hokusai se había chingado en los roqueríos de la playa.
1 comentario:
Cómo estás, terrolirista. Gracias por la dedicatoria, sin duda apropiada.
Lo curioso es lo premonitorio de este poema (la imagen de la ola, las citas a la cultura nipona). Estás de secreto pitoniso, estimado.
Ojalá pronto alcemos unas copas.
LR
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