Poemas Impublicables

viernes, 7 de agosto de 2009


¡Ay… un orgasmo feliz!

Marcelo Arancibia


...al cochero parra


A chupar me dediqué esa noche

Las arrugadas tetas de tu abuela

Acompañado de un buen pisco con cola

Que ella sacó de su antigualla despensa

Todo fue una volada

Estando solo en mi pensión de estudiante pobre

Empepado, raja, borracho

Me pilló volando bajo

Cuando revólver en mano

Me suplico, la vieja califa, que sin asco me la mandara pecho.

Como pudo arrastrando sus patitas entró hasta mi humilde pieza

Todo no está como entonces- me advirtió ella medio dormida-

Mis pechugas arrugadas pasas y

Este difuso aliento agrio de sótano de convento

Como ve, mijo, los pelos lo han invadido todo

Las arrugas como frenada de gusano

Nunca pensé, créame por cierto

Volver a hacerlo siendo una momia del tiempo

Pero ahora que estamos solos

Se lo ruego-insistió- que tengamos sexo

No me deje como un cachurreo viejo

Como algarete lancha, más caliente que tetera de campo

Con este dolor de juanetes, con este reumatismo

Que me tiene el cogote tieso

Todo ha cambiado, mis pechugas blancas

Mis viejos refajos con vuelos

Todo no está en su lugar- le insisto-

Las caderas oxidadas como campanas de iglesia

Los glúteos planchados y el óxido de estas huesudas manos de piedras

No cabe duda, este es el reino de los viejos

Donde el infierno me espera, bajo una lápida de mármol

Que diga en escueto verso:

“Aquí yace una vieja cachera”

Si hasta en las tinieblas veo a veces en sueño

la filuda verga de mi viejo

Ésos fueron años memorables

Cuando perdí mi virginidad en el salto del ropero

Él como un perro caliente corriéndome mano bajo la mesa

Entre mis pendejos negros

¡Buena cosa, Dios mío!

Nunca yo tan pechoña para no gozar en pelota

los placeres mundanos que da el cochino sexo

Algo me dice que por porfiada, no más

No disfrute más de esto

Es tan largo el gusano y es tan corto el orgasmo beso.


Entonces como que se me vino el alma al cuerpo

Cuando ya era retarde

Empezó como zorra a torearme

mientras una tras otra entraba mi ardorosa pelvis

En su añosa vulpeja

Tan saludable me pareció

Cuando bramó de excitación en mi oreja

Que recé como niño de silabario por las mil y una cachas muertas

Y seguí mi tour

Por el calentón cuerpo de la vieja

Pase mis dedos jóvenes por su fábrica aún despierta

Me detuve delante de ese legañoso ojo tuerto

(El olor a mujer siempre es el mismo)

Siempre la misma locura en la cabeza

Entre su culo bien parado de la fotografía sepia

y el de ahora, no veo ninguna diferencia

Así era yo en otro tiempo, así eran mis piernas

De gordas- me dijo con tristeza-

Cuando comía zapallo detrás de la puerta.


Yo no me atrevo afirmar que era más sabrosa

que una roja manzana

O una cortesana romana

Pero tenía la chucha más dulce que cien abejas

Cuerpo de muñeca blanca

Como una estrella de cine de los años 30

Pero a esa altura medio cucarro, me bajó un sueño de mierda

Y para mi lado, medio agarrotado, gire y pegué la vuelta.


Cuánto tiempo de goces furtivos y recuerdos vanos

Todo con telarañas y polvo en suspenso

Ni el pisco, ni el consolador sobre la mesa

Seguramente mis niñitos vendrán de vuelta del carrete

Sólo que este sueño erótico me ha despertado todo

Por pegarme esta canita al aire antes de irme de espalda el loro

¿Entonces me dice, mijita, que todo esto sólo fue un gran sueño?

¿Quién lo diría?

Porque juro que escuché a mi querido nieto

Decirle a unos de sus amigotes de fiesta

¡No, huevón, es mi abuela¡


(De: La gran puetesía chilensis)

No hay comentarios: