La familia Teillierín
Marcelo Arancibia
Vamos a los bares
Vamos a chupar
Hasta que los hígados
Nos vuelvan a resucitar
Teillier y la pequeña cachita
En la pradera…
Si hasta la Ligua fuimos
En ese Cabildo abierto
montados en nuestro cohete escolar
En forma de botella apolo 11
Íbamos hacia el planeta bradbury
dirigidos insomnes, cruzando pueblos fantasmas
entre muertes y maravillas
Volando como aladino, con sed de trenes
Y ganas de descorchar su lámpara maravillosa
Y desde el fondo del vaso empinarnos al genio
Que como un gigante de tinta azul
apareció para concedernos
tres estrellas de su etiqueta mágica
(Lautaro)
“Si Jorge venía siempre
Y se tomaba sus buenos pencazo
Escribía rebonito Jorgito, como
No lo voy a conocer a mi primo Jorge
El poeta de Lautaro, si hasta en
su lar estuvimos,
en Hotel France tirando con sus musas,
con cielo del bar lleno de bandejas de huevos
y sus amigos de la infancia.
El tren que pasaba remeciendo las casas
cruzaba como un caballo de hierro tirando
más espuma que el volcán Llaima
junto al río lento como una yunta bueyes.
(Cabildo)
Cómo no voy a conocer a don Jorge, patrón
el poeta de Cabildo y La Ligua.
Jugando una partida de ajedrez
De peones ebrios
En el bar “La Estación” con Álvaro Ruiz
“Venimos a hacerle una entrevista
Don Jorge, de la universidad...
Y queremos unas cuantas preguntas
No más”.
No doy entrevistas- sentenció el vate.
Con rudeza, pero Ruiz, lo ablandó
“¡Puta, si lo cabros vienen de relejo
a hacerte una entrevista, poeta !”
Entonces accedió y después de
Recorrer varios bares de la ciudad
nos fuimos a su secreta casa de la noche
a conocer sus gatos tintos, libros durmientes
parrones dulces como las abejas
de Virgilio que esa mañana leía.
En las mil y una fotos que le sacamos
Cuando Cherezada –que no aparece en el poema-
Lo adormecía ya en su propia muerte
Y nosotros que habíamos cumplido
ese último deseo, pudimos descender
de nuestra alfombra mágica.
Mareados, hecho bolsas cómo estábamos;
Pero alegres, como putas sonrientes
Como si flotáramos dentro del cuadro
Con el poeta del campo
En esa luz que nunca muere
Y Chagall soñara con nosotros
Con lucho, la geo y quien respira
este tufillo oscuro en vuestras narices.
Marcelo Arancibia
Vamos a los bares
Vamos a chupar
Hasta que los hígados
Nos vuelvan a resucitar
Teillier y la pequeña cachita
En la pradera…
Si hasta la Ligua fuimos
En ese Cabildo abierto
montados en nuestro cohete escolar
En forma de botella apolo 11
Íbamos hacia el planeta bradbury
dirigidos insomnes, cruzando pueblos fantasmas
entre muertes y maravillas
Volando como aladino, con sed de trenes
Y ganas de descorchar su lámpara maravillosa
Y desde el fondo del vaso empinarnos al genio
Que como un gigante de tinta azul
apareció para concedernos
tres estrellas de su etiqueta mágica
(Lautaro)
“Si Jorge venía siempre
Y se tomaba sus buenos pencazo
Escribía rebonito Jorgito, como
No lo voy a conocer a mi primo Jorge
El poeta de Lautaro, si hasta en
su lar estuvimos,
en Hotel France tirando con sus musas,
con cielo del bar lleno de bandejas de huevos
y sus amigos de la infancia.
El tren que pasaba remeciendo las casas
cruzaba como un caballo de hierro tirando
más espuma que el volcán Llaima
junto al río lento como una yunta bueyes.
(Cabildo)
Cómo no voy a conocer a don Jorge, patrón
el poeta de Cabildo y La Ligua.
Jugando una partida de ajedrez
De peones ebrios
En el bar “La Estación” con Álvaro Ruiz
“Venimos a hacerle una entrevista
Don Jorge, de la universidad...
Y queremos unas cuantas preguntas
No más”.
No doy entrevistas- sentenció el vate.
Con rudeza, pero Ruiz, lo ablandó
“¡Puta, si lo cabros vienen de relejo
a hacerte una entrevista, poeta !”
Entonces accedió y después de
Recorrer varios bares de la ciudad
nos fuimos a su secreta casa de la noche
a conocer sus gatos tintos, libros durmientes
parrones dulces como las abejas
de Virgilio que esa mañana leía.
En las mil y una fotos que le sacamos
Cuando Cherezada –que no aparece en el poema-
Lo adormecía ya en su propia muerte
Y nosotros que habíamos cumplido
ese último deseo, pudimos descender
de nuestra alfombra mágica.
Mareados, hecho bolsas cómo estábamos;
Pero alegres, como putas sonrientes
Como si flotáramos dentro del cuadro
Con el poeta del campo
En esa luz que nunca muere
Y Chagall soñara con nosotros
Con lucho, la geo y quien respira
este tufillo oscuro en vuestras narices.
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