Demolición
Marcelo Arancibia
Crujen los adobes en estos estantes secretos
Y es esa voz la que se filtra desde la otra casa conjunta
Tal vez un grito fantasmal bastaría para echar abajo esta catedral de latas
Escritura suelta sobre el barro pegado en las murallas
El techo de hojas parado en la espalda de esta hormiga obrera
Entre polvos y piedras lujosas el canto chillón de los grillos
Cuando mis pájaros sin árboles se desangran
Y debo moler a palos los libros de los poetas profundos.
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