Íncubo
El yo me atemoriza
Esa ponencia sublime tan frágil
El río silente dentro del nosotros
Como si no estuviese desde el origen
El viejo conjuro y el pecado
El verbo sodomizado por la carne
Esta soledad de conjugarme
De ser ojo vidente y testigo
En la apariencia de la muerte
Como si el poeta no fuera
un invertido dios
con la sapiencia ingenua
de un mago cadencioso
El bello engendro
de la ramera y un ángel.
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