
Celibato
Don Juglarino del Versoporro
(Poeta de las pirámides y las tetas momias)
Yo no torpedeo a los alacalufes
Es a usted a quien dirijo mi lengua viperina
Ofendo gratuitamente “su mensaje de variado sexo escritural”
Como si en la agonía uno pudiera flotar
En la “mierda” de los tormentos
Valparaíso es casi un invierno sempiterno
El otoño torrencial baja a tropezones lerdos
Todo lo que hacíamos entre un mes y otro
Era llevar flores vivas al cementerio de la ciudad.
Pero la señorita Cora quería sexo entre las piedras
Imaginemos a esta dama inglesa ir tras los gatos
La casa tenía ventanas protegida por postigos blancos
Era la única que olía como huelen las mujeres a cierta edad
Ella era profesora. Entonces algo sabía.
Aunque no era muy agraciada de rostro.
Yo no sé si es posible que otro vecino
Del sector le hubiese fifiado el paño solterón
Qué me importa a mí
Yo tenía otras preocupaciones
Honduras que ahora caen de cajón
Uno nunca sabe en qué se divierten los mayores
En realidad la gente malgasta su tiempo
En cosas banales
Un gato puede ser un amante reprimido
Un perro puede ser un hijo que nunca nació
La vida es una cuestión extraña
Los poetas no debieran tener hijos
El narcisismo es una carga demasiada pesada
de llevar
Claro que en ese tiempo las chicas se cuidaban poco
Y uno buscando a su madre no dejaba de probar
Un poeta nunca es un buen padre
Siempre es un chico que no quiere crecer
Entonces celibato para los poetas, celibato
O muerte en la plaza pública.
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